Las mutilaciones genitales femeninas (MGF)

Malala

Las mutilaciones genitales femeninas (MGF) son una tradición cultural semita (por eso también islámica) y africana, estas se practican desde tiempos inmemoriales; hoy este argumento se debate sobre todo en relación con la inmigración hacia los estados occidentales de poblaciones musulmanas que se presentan con sus costumbres propias y específicas.

¿Cuáles son las causas que han dado lugar a la MGF?

En algunos países se supone que :

  • Haga más fértiles las mujeres. Algunos testimonios muestran la convicción según la cual, las secreciones de las glándulas genitales de una mujer no circuncisa ni infibulada, maten los espermatozoides en la vagina. Por tanto, según este razonamiento, una mujer que se casa inmediatamente después de haber sido víctima de una circuncisión o de una infibulación queda seguramente embarazada.
  • Sea una prescripción religiosa y naturalmente, tiene que ser absolutamente respetada.
  • Sea una garantía de virginidad, de hecho se piensa que la MGF, una práctica muy vasta y compleja que incluye costumbres tradicionales que van desde la incisión hasta la exportación, parcial o total, de los geniales femeninos extrenos, proteja y preserve la castidad de las jóvenes hasta la boda, siendo además una condición previa necesaria, en todas las sociedades tradicionales africanas y musulmanas. La comprobación de la virginidad es, seguramente, una parte integrante de la transacción matrimonial, esa práctica es hecha obviamente, antes del matrimonio.
  • Sea una garantía de pureza y limpieza la remoción de los órganos geniales exteriores es, ante todo, justificada por sus defensores, con la idea de que esa parte del cuerpo quede higiénicamente limpia. Se piensa que las secreciones producidas por las glándulas vaginales emiten un mal oloro, dejando el cuerpo de la mujer sucio; por eso los órganos genitales exteriores, es decir el clítoris, labios menores y a veces también los labios mayores, son removidos, hasta recurrir a la infibulación completa.
  • Mejore el rendimiento sexual de los hombres. Se piensa que el clítoris, siendo el órgano femenino homólogo al pene, genere una excitación mayor en el hombre, causando así el rápido epílogo del acto sexual, una verdadera ofensa para el hombre en muchísimas sociedades patriarcales. El objetivo de la infibulación es el de reducir el órgano a un estrecho orificio, dado que de esa manera se piensa aumentar el placer del hombre durante el acto sexual; generalmente el orificio presenta en primer lugar un pequeño agujero a la altura del meato urinario para la micción y después, un agujero más ancho, a nivel del canal vaginal, con el objetivo de permitir el flujo menstrual.
  • Sea una prevención para las muertes prenatales, muertes frecuentes, por desgracia, en diferentes países del tercer mundo. Hoy en día algunas comunidades creen que el clítoris pueda matar al primogénito en el caso que, durante el parto, este toque la cabeza del recién nacido.
  • Sea efectuada por motivos puramente estéticos. En algunas culturas existe una teoría prevalente según la cual los genitales femeninos pueden crecer durante el desarrollo, como pasa con los genitales masculinos, cosa que es anatómicamente verdadera. Por esto puede resultar una situación incómoda, dado que il clítoris y los labios menores, si muy desarrollados, pueden recordar el aparato genital masculino. En Namibia por ejemplo, entre los Bosquimanos y los Hotentotes, era costumbre alargar artificialmente los labios menores, así que en situaciones normales saliesen de los labios mayores, algo que puede pasar naturalmente también hoy, sin que esto lleve ningúna desventaja para la mujer, por lo que concierne su propia vida sexual. Por eso la zona plana y lisa de la piel, sin ningún bulto de carne saliente, puede parecer a esas etnías más atrayente a la vista y al tacto.
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En realidad

  1. Su origen está cubierto por el misterio, aunque si algunos piensan que esta práctica era conocida ya en época faraónica. Es una costumbre preislámica, probablemente ya en uso en el antiguo Egipto, de donde habría llegado quizás a Roma (infibulación deriva del latín "fíbula") como medida para controlar la sexualidad de las esclavas africanas y semíticas.
  2. Pueden, contrariamente, volverlas estériles. La infibulación femenina es una de las causas de la infertilidad, especialmente en las jóvenes vírgenes, porque ellas pueden contraer infecciones pélvicas, causadas por esta práctica. En el caso de la infibulación, el parto puede presentar muchas dificultades que pueden llevar a la muerte del recién nacido y/o de la madre.
  3. Ninguna religión prescribe expresamente y estrictamente la infibulación genital femenina y su génesis, como dicho antes es pre-islámica.
  4. Desde un punto de vista solamente anatómico y clínico, la virginidad está garantizada por la integridad del himen. Algunas veces puede pasar que, a causa de las precarias condiciones en las que son efectuadas estas prácticas, la membrana del himen puede ser perforada involuntariamente, causando así la pérdida de la virginidad. Los padres invitan a sus hijas a someterse a la circuncisión, con la esperanza de obtener más dinero al momento de su boda (una esposa virgen es seguramente pagada más) y como cumplimiento de tradiciones hereditarias y aceptadas por la comunidad.
  5. Las normales secreciones de las glándulas son, durante las fases ordinarias de vida cotidiana, casi sutiles y aumentan solamente durante el acto sexual para facilitar la penetración. La vulva, en condiciones normales resulta "seca": si se verifican secreciones abundantes y malolientes, eso significa que hay una infección o una supuración, que tiene que ser curada lo más pronto posible. Además con la infibulación el cierre de la vulva comporta una mala y lenta salida de la orina y de la sangre menstrual, dando origen a un ematocolpo (una acúmulo de sangre en el interior de la vagina; esto pasa en el momento de la primera menstruación, en presencia de la perforación del himen).
  6. La práctica de la M.G.F es, por esto, válida donde los hombres están, desde siempre, convencidos de que el placer sexual y la vitalidad pueden ser obtenidos solamente con las mujeres circuncisas y sumisas, totalmente pasivas durante el acto sexual; pero la verdad es que sólo algunos hombres están de acuerdo con que la pasividad por parte de la mujer contribuya al placer sexual; de hecho algunos hombres entrevistados en algunos países africanos, han confesado que prefieren el acto sexual con mujeres no circuncisas que con las circuncisas.
  7. La idea de que el recién nacido pueda morir durante el parto si entra en contacto con el clítoris no tiene un mínimo fundamento científico: al contrario, es aplicada una vasta documentación sobre el hecho de que el parto de las mujeres no infibuladas resulta principalmente normal y sano demostrando de tal manera que el argumento es infundado. Al contrario, existe, cosa común en los países en vías de desarrollo, una alta tasa de muertes prenatales debidas al largo trabajo de parto y también a las penosas condiciones higiénicas.
  8. La configuración, la estructura y las funciones de la mayoría de los órganos del cuerpo son determinados por la genética y las hormonas: de hecho las hormonas sexuales deciden en el cuerpo las características distingüibles de los dos sexos. Si por ejemplo el clítoris de una mujer se desarrolla demasiado, es una manifestación asociada a un problema clínico que necesita una atención inmediata y específica a nivel sanitario. En los países en los cuales se practica la Mutilación Genital Femenina, el muñón en lugar del clítoris y su cicatriz endurecida o la piel rígida a lo largo de la herida cicatrizada central en caso de infibulación, o incluso la exportación total de los labios menores y a veces de los mayores, transforman la fisionomía del área genital de las mujeres dándole una apariencia anómala y completamente atípica.
  9. Existe abundante documentación sobre las numerosas complicaciones que estas mujeres padecen que van contra su propia salud. Pero a menudo, en algunas sociedades patriarcales, las mujeres están educadas desde pequeñas a no quejarse e incluso a considerar este sufrimiento como “parte del ser mujer”. Suponiendo que entre mujeres no se hable de determinados órganos del cuerpo ni de sus funciones, es algo obvio que todo lo que deriva de su uso tenga que ser ignorado y soportado con fortaleza; hay que considerar que en algunas comunidades la mutilación genital femenina representa para las niñas una prueba de iniciación a la vida adulta.

Origen del nombre y del fenómeno

Las mutilaciones genitales femeninas son a menudo desestimadas como un asunto interno a culturas y civilizaciones cuyos valores son opuestos a los nuestros, como un tema que, después de todo, nos deja bastante indiferentes o desinteresados.

Mentalmente, tanto a nivel personal que a nivel público, las M.G.F. se describen a menudo como "expresiones de costumbres barbáricas y ancestrales" que no conciernen el territorio italiano, prácticas desconocidas por la religión católica, mecanismos crueles y extremos de tradiciones remotas y ancestrales.

Por otro lado hay otra manera de pensar, es decir, que todas las personas, como se ha indicado expresamente en la Carta de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1947), tienen el derecho de ser respetadas en cada expresión y manifestación, incluida la integridad física de su cuerpo. Sería oportuno, por ejemplo, saber que el origen de la mutilación genital de la mujer es aún desconocido, ya que no hay evidencias confiables que muestren cómo y cuándo la práctica nació y de qué manera se ha propagado (aunque la mayoría de los antropólogos identifican geográficamente el inicio de la práctica en cuestión en la península arábica, en los territorios semíticos o en la antigua Nubia para transmigrar luego al Egipto faraónico).

Además la palabra “infibulación” tiene una derivación latina, en su significado etimológico de la palabra “fibula”, un broche que se usaba para mantener enganchada la toga latina; este broche era utilizado en la región genital de sus mujeres, quizás en el primer período de la Roma arcaica, con la finalidad de prevenir las relaciones ilícitas, y además el broche venía impuesto a los esclavos y esclavas, a los hombres para que no se cansaran a causa de frecuentes relaciones sexuales y a las mujeres para evitar los embarazos no deseados que habrían obstaculado el trabajo.

A diferencia de lo que suele pensarse, de hecho, esta costumbre tiene orígenes anteriores al cristianismo, al hebraísmo y al islamismo; los estudios sobre el origen de la mutilación genital femenina han demostrado, indudablemente, la inexistencia de un denominador común en referencia a las religiones, especialmente la musulmana, en cuanto la infibulación no es practicada unicamente en los grupos islámicos, y porque las fuentes que tenemos, aunque son fragmentarias e imprecisas, nos permiten de poner con seguridad el origen de esta costumbre en los tiempos anteriores al islamismo. Por lo demás, en los países profundamente islámicos, como la República de Irán o Turquía, la mutilación genital femenina es absolutamente desconocida, razón por la cual está sin duda relacionada con algunas tradiciones precedentes a la islamización de África y de los Países árabes o musulmanes.


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Qué piensan los médicos

Una autoridad en materia como el Doctor Morrone, médico dermatólogo director de la estructura de Medicina Preventiva, fundador de la Asociación IME (Instituto Mediterráneo de Hematología), evidencia entre otras cosas la matriz antropológica de la práctica, cuya lectura cultural podría, a su aviso, indicar la vía de salida. Generalizando, los temas relacionados con las M.G.F., en efecto, se arriesga de evitar el problema relegándolo al ámbito de la tradición, la infibulación sirve para indicar el paso a la sexualidad adulta, como rito de iniciación y, en muchos países, por lo tanto", es lógico que sea tratada en un ámbito de "festejo" relativo al paso a la adolescencia, relacionado con la llegada de la menarquía."

Por esto "desplazar el tema sobre el choque de civilizaciones sólo lleva a una fijasión sobre las propias posiciones, y en aquel momento también por parte de las mismas mujeres, que son generalmente las primeras en llevar adelante la lucha para la superación" de esta costumbre barbárica.

Para él, una verdadera integración podría trabajar en dirección del mantenimiento del carácter sagrado del paso, entendido a nivel simbólico, extirpando la práctica física. Además, según el Doctor Morrone, deben ser creados momentos de comunión, de integración, de redescubrimiento de la sexualidad."

Una educación en ese sentido que vaya, por lo tanto, más allá de los fáciles estereotipos de nuestra sociedad hedonística, sobre todo poniendo en el centro la información sexual y la educación a la afectividad, completamente otra cosa respecto el sexo entendido como matriz consumista y por lo tanto fuente de lucro, olvidando la sexualidad inducida, en la actualidad radicalmente presente, hoy suministrada en toda forma, menos que en la educativa, ya sea en Italia sea en todo que en todo el mundo occidental.

Para profundizar: